ES EL MERCADO, AMIGO
04/02/2025
No es que haya abandonado esto, es que he abandonado durante un mes mi vida en general. Nada grave, solo estaba de exámenes. Aun así, he actualizado la página de inicio de la web, relegando el blog a una sección, creo que ha quedado bastante bien, no está terminada, pero al menos he iniciado el proceso.
Volver a estudiar es probablemente una de las mejores decisiones que he tomado en los últimos tiempos, dedicar tiempo y recursos en mí mismo creo que ha sido inteligente, sobre todo teniendo en cuenta que si no estuviese ocupado en eso, dedicaría el tiempo a cualquier otra tarea no tan beneficiosa para mí. Además, me gusta la programación, es interesante que te doten de las herramientas para poder crear cosas, algo muy útil si eres una persona creativa, de hecho, toda esta web es fruto de esa formación, bueno, sobre todo de un interés autodidacta por conocer y profundizar en HTML, pero las clases han sido la chispa que ha iniciado este jaleo.
En relación a esto, ando leyendo un libro de un filósofo polaco, Zygmunt Bauman, llamado Vida Líquida. En él, hace un esbozo de nuestra sociedad posmoderna, intentando recopilar aquello que la caracteriza, se habla del individualismo, la identidad, pero sobre todo, según Bauman (estoy de acuerdo con él), de su naturaleza cambiante, en constante movimiento y a una velocidad vertiginosa. La sociedad occidental actual está hecha a imagen y semejanza del mercado, y este es, al mismo tiempo, su razón de ser. Todo se mercantiliza, todo se percibe como un bien de consumo, incluso las relaciones humanas se consumen y desechan como cualquier otro producto. Me ha interesado especialmente el foco que hace en la insatisfacción, la frustración del individuo que busca permanentemente la felicidad, y al cual el capitalismo dota de una amalgama de productos que le prometen de una forma u otra eso mismo, pero a su vez, en la propia concepción del objeto está la idea de no cumplir las expectativas para convertir ese bucle en infinito, la insatisfacción y su consecuencia, la búsqueda de la felicidad es el motor del consumo y por tanto, el único pilar de nuestra sociedad, todo lo demás debe ser cambiante, todo. Es un libro muy interesante, sé que hay muchos libros sobre esta cuestión, otro que recomiendo siempre es la Felicidad Paradójica de Guilles Lipovetsky, pero creo que la obra de Bauman sintetiza todo muy bien, lo cual es útil para extraer las ideas de forma práctica.
La cuestión es que tiene un capítulo dedicado a la educación. Esa naturaleza cambiante del mercado y nuestra visión de la realidad adaptada al mismo, hace que la idea clásica de la formación, según la cual el ser humano se desarrolla intelectualmente y a su vez, adquiere unas capacidades que le son útiles de forma indefinida para ejercer una profesión, haya muerto. Lo que la sociedad quiere y necesita es que los seres humanos estén en constante aprendizaje. Y cuando hablo de aprendizaje no hablo desde esa perspectiva humanista, si no un aprendizaje que se adapte única y exclusivamente a las necesidades del mercado. Es decir, que te permita consumir más a ti y a los demás. El mercado es Moloch (este es el motivo por el cual desde hace unos años las universidades como institución estén siendo denostadas en favor de la formación profesional, el mercado necesita trabajadores útiles y obedientes, no seres humanos pensantes, habrase visto).
Este esclarecimiento de la cuestión me permite observarme con mayor claridad, entender mi discurrir psicológico. Sí, es cierto que me siento bien en esta nueva etapa de formación que he emprendido, no puedo evitarlo, a fin de cuentas soy tan solo otro miembro de la sociedad, pero ser consciente de una parte de los motivos que me inducen a ello (no digo que sea el único), aunque sea a un nivel visceral, le resta romanticismo a la cuestión ¿no?
Estas movidas me hacen pensar en el espejismo de la libertad.
Todo es mercado ¿Quieres una identidad? lo siento, ya no existe el colectivo que te dotará de ella, tienes que consumir para obtenerla. ¿Quieres cambiar de profesión? Consume este curso que te proporcionará la felicidad que buscas.
Tal vez una premisa que pueda ayudarme en el futuro es pensar que si para obtener algún tipo de satisfacción concreta, existe consumo mercantil de por medio, estoy siendo víctima una vez más del condicionamiento.
Menuda tarea colosal. Si el mercado no me hubiese aislado y convencido de que estoy solo en esta empresa todo sería más fácil. En fin, lo primero será decirles a esos señores: Que os den por culo a todos, por algo hay que empezar.
UN VAMPIRO DE MIERDA
08/01/2025
El título de este post no tiene nada que ver con su contenido, pero es que me hizo tanta gracia anoche cuando lo escuché que quería empezar con él. Es un extracto de de la película Jóvenes Ocultos (Lost Boys) de 1987 dirigida por Joel Schumacher, y la frase completa es: "¡Eres un vampiro, Michael! ¡Mi propio hermano se ha vuelto un vampiro de mierda! ¡Ya verás cuando mamá se entere!" Una obra de su época nunca mejor dicho, es lo que hoy llamaríamos una película ochentera. Esto se debe a que no solo entra de lleno en los cánones estéticos de aquel tiempo si no que va más allá, pelos cardados y vestimenta hortera por vía intravenosa, personajes excéntricos y actitudes desenfadadas. Es, en definitiva, una película genial que todo el mundo debería de ver, especialmente si como yo, tienes cierta debilidad por esa década.
Yo nací en 1989, no viví por tanto los años 80, aunque algunos de sus coletazos se dejaran notar en España hasta varios años después, pero no, no viví la plenitud de lo que todos entendemos tuvo lugar entonces. Aun así, durante mi adolescencia y tiempo después, estuve francamente ¿Obsesionado? No sé si es la mejor palabra para describirlo, fascinado mejor, por todo lo que supuso culturalmente esa etapa, la música, la estética, el cine, la literatura, los videojuegos, todo lo que procedía de aquella década prodigiosa me seducía como el canto de la sirena. Y aún lo hace, vale que ya no intento decorar mi habitación como si fuese la de Mathew Broderick en War Games, pero sigo teniendo una atracción natural por todo lo que provenga de aquel momento histórico, prueba de ello es la sección videoclub de esta web.
Hace poco tiempo leí sobre los románticos del siglo XVIII y de cómo en sus ensoñaciones idealizaban la edad media, dotando a ese periodo de características que no se ajustaban a la realidad histórica, como el bucolismo, pero que les proporcionaba una especie de consuelo mezclado con añoranza que les servía de escapismo a la realidad social que les tocó vivir, al ritmo de una vida que ellos consideraban acelerada (lo de hoy sería la velocidad de la luz vamos). Es la nostalgia del paraíso perdido, el fin de la infancia. Creo que cuando evoco los 80 con nostalgia, a pesar de no haberlos vivido, estoy haciendo como aquellos románticos, anhelar aquel Edén analógico como contraposición a mi realidad, en la que las pantallas lo inundan todo, el móvil me convierte en esclavo (a pesar de que ejerzo una resistencia activa) y las relaciones sociales se limitan en muchos casos a un puñado de ceros y unos.
Sin duda es una parte del motivo por el cual me encanta aquella época, es una de esas cosas que yo llamo hogar, gustos o aficiones que me reconfortan porque suenan a casa, a mías, a seguridad, como ver capítulos de Star Trek, la lucha libre profesional o los discos de Saxon. Esta auto introspección me viene bien, nunca está de más echarse un vistazo.
Aunque también puedo decir, que me encantan los años 80 porque simplemente son la polla, la música era genial, las pelis eran la leche, los videojuegos una pasada y punto. Nadie puede negar que el torrente de creatividad e innovación artístico / cultural de aquellos años fue genial y abrumador, y toda la cultura pop se ha beneficiado de ello de una forma brutal ¿No me creéis? Ved la película El Cristal Oscuro, escuchad el Invisible Touch de Genesis y echad una partida al Solaris de la Atari 2600. Luego me contáis.
FELIZ NAVIDAD A TODOS
25/12/2024
HOUDINI
07/12/2024
He pasado el fin de semana fuera, la intención era que fuese un fin de semana de desconexión, últimamente tengo muchos frentes abiertos, por la mañana los estudios, con clases y preparación de exámenes, por la tarde un nuevo departamento en el trabajo que exige mucha atención, así que a penas tengo tiempo para mi mismo (ahora que lo pienso esta expresión no es la más acertada, creo que los estudios es el mejor tiempo para mi mismo que estoy invirtiendo en años, tal vez sea mejor decir tiempo de ocio o de relax). En estos años he viajado bastante, según un sabio amigo mío es porque por ahora no tengo grandes gastos, como un alquiler (tiene razón), y en uno de esos viajes descubrí de casualidad un rincón de Andalucía, escondido en la sierra, en el que me gusta pensar como en una especie de refugio existencial para cuando mi vida está en un plan insufrible. Es un pueblito que entre semana no llegará a 300 habitantes, y que en el fin de semana tal vez ascienda a los 1000. No voy a decir su nombre, no porque crea que lo que aquí escribo llegue a nadie y de repente aquello se masifique, que va, es más un ejercicio mental para hacerlo “más mío”. ¿Por qué este lugar es genial?
Es genial porque no tendrá más de 50 calles, con lo que los paseos por allí se vuelven íntimos muy rápido. El pueblo está en la ladera de una montaña, y por él pasa una corriente de agua natural, a medida que esta va bajando, se han construido una serie de fuentes naturales, ir siguiendo la ruta de estas fuentes, de diversos tamaños y estilos es una ruta fabulosa. Su relación con el agua no se queda ahí, el agua corre libremente por las calles a través de unos pequeños canales abiertos en medio de esta, corre día y noche, dotando al paisaje de un mumullo muy agradable. Sus habitantes parece que se han confabulado para decorar las casas con un estilo vistoso, rústico pero no exento de modernidad. Pero lo más genial es que tiene dos bares, esto a priori no parece algo estupendo pero lo que esta reduccion consigue es atraer a los vecinos a puntos de reunión muy concretos, por lo que los bares recuperan esa función que tenían en origen los pubs irlandeses (los public house), reunir a los vecinos que tratan sus temas cotidianos, privados o públicos. Es paradójico, un lugar con pocas opciones sociales tiene un efecto socializante mayor que muchos lugares con una oferta más amplia. Imagino que el número tan reducido de habitantes influye también en que se consideren como una gran familia, de esas con muchos primos.
Yo no pertenezco a este universo, vengo de esa jungla de ahí fuera en la que todos somos sombras fantasmales vagando de un lugar a otro. Cuando estás aquí ellos sienten una curiosidad natural por el extraño, y hablan contigo sin problema, te preguntan tu procedencia y otras cuestiones que te hacen sentir levemente parte de su mundo. No soy un necio, sé que tendrán sus mierdas, sus inquinas y malicias, pero al estar ajeno a ellas puedo discurrir feliz a su alrededor. Sospecho que la única manera de mantener el idilio es contemplar este bucólico lugar en la distancia, sumergirme en él de vez en cuando, buscando limpiar las impurezas de la jungla, pero sin quedarme bajo el agua más de lo necesario, salir antes de ahogarme. No puedo evitar sin embargo senir cierta envidia, será porque asocio lo rural con una vida más sencilla, probablemente una ilusión lo sé, pero no está mal tener vía de escape mental, saber que aunque yo no forme parte de ese microcosmos en la montaña, pueda de vez en cuando escaparme para disfrutar de la rural life experience.
EL SEÑOR X
30/11/2024
Que manía con catalogarlo todo, es como si colocar un apelativo sobre algo lo dotase por arte de magia de identidad (ficticia en la mayoría de los casos). Yo creo que el gusto por esta práctica se debe a que favorece el tribalismo, y si hay algo que nos gusta en este país (España) es el tribalismo. Eso de yo soy de estos y tú de quellos, fuá, nos pirramos y si eso además genera algún conficto, entonces ya lo flipamos en colores. Otro día hablaré de cómo la cuestión de la identidad es una fuerza poderosa de aglutinamiento de masas.
A mi generación se la ha catalogado de muchas formas, algunas más benévolas que otras, la más preparada de la historia, la de los adolescentes hasta los 40, la más débil, la última analógica, la de la vivienda imposible, la frustrada. Todas encierran un poso material que al menos a mi, me genera más inquietud que otra cosa. Pero a ráiz de una conversación que tuve hace poco, me gustaría añadir una más: La generación Simpson.
No es casualidad que esta web se llame Mr. X, es una referencia al capítulo de los Simpsons en el que Homer crea su primera web, una caótica colección de gifs al principio, pero que luego usará para destapar los trapos sucios de los vecinos de Springfield refugiándose en un anonimato magistral: Colocarse una bolsa de tela en la cabeza, los Simpson como siempre adelantados a su tiempo, ya se veían venir lo que traería el anonimato en redes.
Total, la cuestión es que si eres de mi quinta y como yo, tenías por norma ver los Simpsons en Antena 3, etc. Lo más probable es que te ocurra como a mi y tengas en el cerebro un repositorio cargado hasta los topes de frases, referencias, escenas, chistes, y de más material de un valor incalculable de los habitantes de Springfield, especialmente de Homer, claro. Y bueno, a toda esa mandanga habrá que darle uso, así que no será raro que te hayan visto muchas veces diciendo cosas como:
"Eso es como en el capítulo de los Simpsons en el que..."
"Ostias te acuerdas cuando Homer..."
Pero la magia está verdaderamente en el aire cuando te juntas en la misma reunión con personas de esa misma ralea, entonces se producen situaciones en las que ya no hace falta que algo te recuerde alguna referencia concreta, si no que simplemente empieces a rememorar momentos geniales de la serie sin más, simplemente porque es divertido. Joder, que buenos ratos he echado solo recordando este o aquel capítulo con amigos.
Sinceramente tengo que decir que desde hace tiempo ya no hago tantas referencias a los Simpsons como antes, creo que es por todo eso de hacerse viejo, de no reunirse uno tanto con los amigos de siempre como le gustaría, de frecuentar círculos sociales distintos y no saber que tipo de respuesta generará el comentar algo de ese modo. Aunque las referencias sigan ahí, dando ruido en mi cabeza. Visto así, ahora que lo escribo, se siente uno poco natural, poco libre, entiéndase aquí libre como libre para ser uno mismo. En cualquier caso, se que no estoy solo, me consta, estáis ahí. Voy a ver un capítulito, y no sé, voy a darle vueltas a eso de destapar algún que otro trapo sucio, lo mismo me dan también a mi el Pulitzer. O me persiguen para matarme, como en aquel episodio en el que a Homer le persigue una turba enfurecida de paletos en camioneta, y el abuelo que va de copiloto le dice "¡Nos empezaron a persiguer cuando pusiste esa música de persecución" y entonces Homer apaga la radio de su coche, los paletos se detienen lentamente y dan media vuelta. Que bueno.
EL YETI Y EL COCHE LOCO
27/11/2024
Creo que, tener un rincón en la "red de redes" (que añejo suena, me gusta, es apropiado) está chulo. Un espacio donde vomitar tus pensamientos más prosaicos, sin ser pretencioso, solo rajar, escribir las movidas, las inquietudes. Hagamos la prueba. Siempre me ha gustado el estilo retro, en la vida en general y como no, también en esto de los aparatejos, así que cuando se me ocurrió ir a contracorriente del mundo y las modernuras con un blog, pensé en darle un diseño de PC viejuno. Ya en su momento tuve hice el intento con una página de tumblr pero no sé, nunca le he dado mucho uso, tal vez porque nunca lo he sentido del todo mío. Total, a lo que vamos, que mientras buscaba gifs, imágenes y diseños para este asunto me topé con esto:
Y entonces, recuerdo desbloqueado. Es el yeti, o al menos la primera vez que veía a esa criatura representada en un videjuego. Me veo a mi mismo de crío, en el piso en el que vivía antes con mis padres y hermano, descubriendo por primera vez las maravillas de los juegos de PC. SkiFree es un jueguecillo que venía con el Windows 95 que los reyes le habían regalado a mi hermano y en el que controlabas a un esquiador montaña abajo, el objetivo era bastante sencillo, hacer la mejor carrera posible, evitando obstáculos y haciendo piruetas. Pero lo que verdaderamente molaba era saber que en cualquier momento podría aparecer el Yeti. Mientras descendías tan feliz la montaña, el abominable hombre de las nieves podía aparecer corriendo para atraparte, y si no lograbas escapar, te devoraba al instante. Era como dar una pincelada de fantasía a un juego de deportes, era divertido.
Este recuerdo me hizo desbloquear en cadena el de otro juego que venía con aquella primitiva máquina, en él, manejabas una especie de coche de choque rojo(coche loco en mi tierra), cuyo objetivo era atrapar 3 banderas azules antes de que tu contrincante, un coche de color azul, atrapase tus 3 banderas rojas. Vamos una mezcla de atrapa la bandera con coches locos. Todo esto en primera persona, con power ups y otras movidas. Tuve que hacer algunas búsquedas porque no recordaba el nombre pero di con él, su nombre es Hoover!.
Creo que uno de los motivos por lo que me gusta lo retro es porque me recuerda una época en que todo era mucho más sencillo, un tiempo de preocupaciones diluidas en videojuegos. No sé. Algo así. Dejo enlaces del Internet Archive a los juegos. Hasta la vista.
SKIFREE
HOVER!